ARBOL DE LA VIDA CELTA
Para los celtas, los árboles tenían un valor muy especial, dado que les ofrecían protección, cobijo y leña para las hogueras, además por tradición, bajo su sombra sellaban pactos, hacían convenios, actos mágicos, bodas, juramentos, y los druidas dictaban clases para enseñar los secretos que tenían las plantas en la preparación de medicinas y pócimas. Así, los árboles eran testigos sagrados que daban fe de las actuaciones del hombre.
El árbol de la vida celta tomó una simbología que enlazaba su significado con la vida y la existencia, uniendo a la tierra con el cielo, a través de sus raíces se conectaba con la tierra captando su energía, y a través de las hojas de las ramas, recibía luz y calor que se transformaba en la vida, así las ramas se comunicaban con el cielo. También, el árbol sagrado encarnaba la seguridad, la integridad, la prosperidad y la sabiduría de las personas, siendo digno de celebraciones y rituales.